Los soles secretos de Gerald Murnane

Adalber Salas Hernández escribió el siguiente texto como «Nota del traductor» en ‘Última carta a un lector’, de Gerald Murnane (colección Paisaje Interior, Gris Tormenta, 2023). En el libro, Murnane observa retrospectivamente, al final de su vida, su obra publicada: una narración oblicua de su poética.

5 diciembre 2023


En pocas ocasiones me he encontrado con un autor tan particular como Gerald Murnane. Afirmo esto como traductor, por supuesto, pero también como lector. La suya es una voz de especial fuerza, perfectamente reconocible desde la primera frase. Su estilo pareciera haberse configurado a contrapelo de eso que llamamos, conservadoramente, buena dicción. Se trata de un estilo «incorrecto», plagado de repeticiones, de construcciones sintácticas inusuales, de largas y fascinantes oraciones — oraciones por momentos tan laberínticas que uno se ve obligado a tratarlas como verdaderos acertijos. Murnane no escribe para hacerse entender a secas. Su objetivo no es la inteligibilidad. Para él la transparencia no es una virtud en sí misma. No pretende brindarnos un texto de acceso fácil, de lenguaje simplón. En todo caso, prefiere retarnos como lectores.

Pero no nos enfrentamos aquí, en este libro, o en otro de los suyos, a un reto frívolo. No es un certamen; no hay premio o recompensa al final de un pasaje, de un capítulo o del libro entero. Antes bien, el desafío que nos plantea Murnane es otro: nos enfrenta con un estilo personalísimo, con una dicción peculiar a ultranza, y con ello nos propone transitar los vericuetos de una subjetividad que se enuncia del modo que le resulta más propio, más natural, sin preocuparse por hacer concesiones al «buen estilo».

En este sentido, Última carta a un lector es un libro honesto como pocos. En él, Murnane recorre en orden cronológico sus propias obras, comentándolas. Es un libro sobre libros y, a su modo, una autobiografía a través de esos mismos libros. No hace un comentario crítico, no pretende la distancia y difícil objetividad que este ejercicio implica; prefiere, más bien, quedarse en ciertas imágenes, ciertos momentos provenientes de su vida o de sus lecturas que hayan condicionado la escritura de sus obras. Diría que estos ensayos procuran dar con los núcleos de cada una de sus obras, aquellas experiencias que detonaron su composición, que las organizaron o decidieron. Los textos de este volumen desentrañan los soles secretos de cada uno de sus libros, presentándonoslos en una constelación nítida.

Esto sería imposible sin aquella voz a la que me refería: solo un estilo de esa singularidad puede dar cuenta de estas experiencias sin traicionarlas. Murnane ejerce una forma inusual de la honestidad: esa que se cifra en la textura misma del lenguaje, en su epidermis.


Traducirlo ha sido una tarea igualmente fuera de lo común. Cada una de sus oraciones está cargada con una determinación tenaz. Cada reiteración, cada giro en cada frase, cada adjetivo o adverbio que reaparece se encuentra allí cumpliendo un propósito. En este libro no hay un instante para la banalidad, no hay un solo párrafo donde la tensión estética y cognitiva se afloje. Como traductor, he procurado seguir cada una de sus palabras como quien sigue el rastro de un animal esquivo. O mejor, porque no ha habido aquí cacería, sino encuentro, reciprocidad: he seguido los meandros de la corriente de su voz, fascinado por su ímpetu y por su extraña claridad.

No ocurre tanto como uno quisiera. Todos los libros que he traducido me han cambiado, me han permitido comprender la escritura literaria desde otra perspectiva, pero contadas veces he tenido el privilegio de traducir un libro que me haga preguntarme de nuevo qué es la escritura literaria. Ese es el efecto que ha tenido en mí Gerald Murnane. Sus soles secretos me han atrapado en su órbita. Tan solo espero que brillen con la misma incandescencia en las palabras que he encontrado para ellos.

—Adalber Salas Hernández
Octubre de 2023




A sus ochenta y dos años, Gerald Murnane comienza la relectura de sus libros publicados con miras a realizar reportes de lectura para sus archivos personales. Pero el acto desencadena una serie de reflexiones sobre la lectura, la escritura y su propia experiencia como escritor que terminan en la publicación de este libro, Última carta a un lector, que inaugura, en Gris Tormenta, la colección Paisaje Interior.


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