Orden y caos en la biblioteca personal

Santiago La Rosa, editor de Chai —además de escritor—, habla de los autores, libros, vidas y tragedias a los que regresa todo el tiempo.

29 abril 2022


En esta serie de entrevistas alrededor de la lectura, Gris Tormenta desea mostrar a un lector obsesionado con un puñado de libros; una obsesión que invite a otro lector a asomarse a una mente, a una manera ajena de leer, y acercarse a esos títulos que quizá desconozca o no ha leído todavía. ¿Cómo y por qué se desarrollan sentimientos por un libro en particular? ¿Qué provocaciones podemos encontrar en la exposición de esas emociones? ¿Podemos llegar al otro a través de sus lecturas?


¿Cuáles han sido tus lecturas más memorables, los libros que relees o podrías releer?

Releo seguido algunos libros de Coetzee, en especial Desgracia, Vida y época de Michael K y su trilogía autobiográfica con esa genialidad final que es Verano. Me pasa lo mismo con algunos libros de Bolaño: 2666, Los detectives salvajes y más que nada con algunos de sus cuentos como «Últimos atardeceres en la Tierra» o «Sensini».


¿Cómo sabes cuando estás frente a un texto inagotable, cómo se convierte en un clásico personal?

Pensando en la respuesta anterior, creo que cuando encuentro personajes y situaciones que se actualizan todo el tiempo para mí, que releo desde diferentes tiempos y experiencias de mi vida y siempre resultan ricos y quizá, de algún modo, enigmáticos. David Lurie de Desgracia, el Sueco Levov de Pastoral americana: sus vidas y sus tragedias tiene para mí un valor y una potencia que revisito todo el tiempo.


¿Cuál es el último que has descubierto?

La trilogía de Rachel Cusk me resultó impresionante. No sabía que se podía escribir así, escuchar así, armar esas voces y esas vidas que aparecen y desaparecen en unas pocas páginas. Tránsito, que creo que es el segundo libro, me pareció especialmente genial.

Estoy leyendo la última novela de Martin Amis, Desde dentro, que tiene un poco esa libertad y genio para contar la vida, pero de un modo muy distinto.


¿Cómo es tu biblioteca, cómo está catalogada?

Tengo una biblioteca al lado de mi escritorio con los libros por leer, los que releo siempre y los que compré o me regalaron y quedaron en un limbo. Es una biblioteca bastante caótica y el plan es que esté a la mano: hay libros apilados de costado, señaladores improvisados, lápices entre las páginas y todo eso. Por otro lado, tengo una biblioteca más grande y que está ordenada por editorial, lo cual puede ser un sacrilegio para bibliotecarios, pero como editor me gusta mucho mirar el orden, el catálogo, los nombres y los perfiles cromáticos que arma cada uno de los proyectos que más leo y sigo a lo largo de los años.


Un libro que te haya gustado mucho y muy pocos han leído.

Sobre Sánchez, de Osvaldo Baigorria. Es otro libro en el que pienso mucho, releo y regalo (cuando se consigue; pasó mucho tiempo agotado en librerías). Una biografía o investigación sobre el escritor de culto, vagabundo y delirante Néstor Sánchez donde Baigorria arma como espejo o contraposición y comentario su propia biografía.


Un libro raro de tu biblioteca que —sospechas— nadie más en la ciudad tiene.

Un libro raro en las sierras de Córdoba por ser chileno y no tener edición local (un misterio porque es un libro buenísimo que no me canso de recomendar y leí un par de veces ya) es El sur, de Daniel Villalobos, editado por Laurel. Es una edición chiquita y preciosa con tapa rayada. Está lleno de escenas y paisajes inolvidables.


¿Cuál libro te ha hecho reír recientemente?

Los cuentos de Ann Beattie, una autora mítica que nos encanta. En especial uno que se llama El último día raro en Los Ángeles, que forma parte de una selección que vamos a publicar pronto en Chai.


Tu editorial —o colección— favorita.

Mi editorial favorita no es necesariamente la que más leo últimamente, pero admiro y me entusiasma mucho el catálogo y la estética de Mansalva. Una editorial que publicó libros de Alfredo Prior, Aira, Strafacce, las entrevistas y las notas de Fogwill, que apostó a los primeros libros de Libertella, de María Gainza y tiene genialidades de Bizzio, Laiseca, Baigorria, Rubio y Mariano Blatt.


Tu libro más caro.

Creo que el Borges de Bioy Casares, son más de mil quinientas páginas de entradas del diario y en su momento ya era caro. Ahora, como nunca se reeditó, es casi una pieza de colección que tiene precios delirantes en Mercado Libre cada vez que aparece un ejemplar a la venta. Fue un regalo y lo subrayé y lo llené de marcas y notas que probablemente le bajen el precio de mercado.


Un libro robado.

Las novelas de John Fante que publicaba Anagrama en ediciones de bolsillo de colores. Robadas a la biblioteca de los padres de un compañero de clase en la secundaria. Creo que él me robó Putas asesinas y Las partículas elementales, así que estamos a mano; incluso es probable que haya perdido yo.


Algo que no hayas leído todavía.

No he leído las novelas de Foster Wallace, es un escritor al que le entro desde el borde: las entrevistas, las crónicas, pero todavía no me he atrevido con La broma infinita.


Algo que «tenía que gustarte» y no te gustó.

Es un tema de debate en mi casa porque mi esposa es muy entusiasta, pero no me gusta para nada Vivian Gornick.


Algo que hayas aprendido de un libro recientemente.

Uf, no me acuerdo. Trato de no aprender nada: en todo caso, robar formas y recursos, tonos.





Santiago La Rosa (Buenos Aires, 1987) es uno de los fundadores y editores de Chai, una editorial argentina. Es autor de Australia y La otra hija.

Regresar a la página principal del blog.

Anterior
Anterior

El placer renovado de hacer libros

Siguiente
Siguiente

Remembranza del México rural