Algunas de las lecturas favoritas de Gris Tormenta en 2024

Presentamos aquí una breve selección, sin orden y sin categorías, de los libros que leímos este año: las lecturas de ocio de quienes trabajamos en la editorial. Libros con una voz, una atmósfera o una construcción que trasciende el texto.

26 noviembre 2024

 

Winter Solstice, de Nina MacLaughlin

Lo leí al amanecer, y eso me gustó, pues el libro es así, se presta a eso. Es un buen ejemplo de cómo una investigación puede convertirse en libro, y hacerlo bien. Si el ensayo clásico se preguntaba ¿qué sé?, este otro tipo de ensayo deja la experiencia y se pregunta ¿qué puedo saber? La autora mezcla memoria y lectura, y vemos cómo la lectura adquiere un carácter casi indistinguible de memoria, y eso está muy bien logrado.

 

Poeta en Roma, de Jorge Eduardo Eielson

Los poemas de este libro recuerdan cómo reacciona nuestro cuerpo ante el vacío, la soledad y la duda.

 

Canto villano. Poesía reunida, 1949–1994, de Blanca Varela

Uno de los poemas se llama «Reja» y dice: «Cuál es la luz / Cuál es la sombra».

 

Una cierta idea de mundo, de Alessandro Baricco

Me había resistido mucho porque son reseñas de libros… Pero resultó ser un libro sobre libros, sobre la escritura, la literatura, la lectura: detrás de cada reseña hay un pensamiento que va más allá del libro, una teoría. Gran regalo.

 

El arpa y la cámara, de Owen Barfield

Qué pasa con esta persona, ¿por qué es tan poco conocida? Los primeros dos ensayos son tal vez los mejores ensayos breves que leí este año. Hay una necesidad de releer y compartir —y de buscar más textos suyos.

 

Crónicas I, de Bob Dylan

[Dos lectores coincidieron en este libro] Lector 1: Un libro maravilloso y extraño sobre la influencia de los sonidos y las ciudades en la vida. Saber bien lo que se quiere y conseguirlo gracias al talento, la suerte, la actitud y a conocer a la gente adecuada. Lector 2: Un adolescente descubriendo el mundo, por sí solo, con un asombro increíble, contagioso y envidiable, y solo a través de la música, y solo a través del folk. El mundo se va abriendo ante él, y permanece abierto. Hipnótico.

 

Scream, de Tama Janowitz

Leer un libro a carcajadas siempre ha sido raro —sigo sin entender por qué nadie la traduce. El eje central es la madre, y es hermoso, porque vemos los puntos más altos y los más bajos. Es como una biografía de su madre narrada desde la autobiografía de la hija. Y, en el fondo, sobre las angustias de ser escritora y deambular por la vida y el espacio.

 

Conversaciones con un amigo, de Alberto Manguel

Una persona contando su vida en conversación, sin intenciones literarias, pero logrando un efecto literario. No sé cuándo sucedían esas conversaciones, pero la sensación es que duraban toda la noche, varias noches consecutivas. Además, los libros de Manguel siempre llevan a otras lecturas; podrían formar, cada uno, su pequeña biblioteca, y eso me parece una señal. Regalo ideal.

 

La segunda mano, de Antoine Compagnon

Libro improbable, que solo puede venir de un lugar y de una persona con recursos infinitos. Pasajes aburridísimos, pero otros que sorprenden mucho, por los que vale la pena. Hay erudición y estilo literario en la profundización de algo tan pequeño como la cita y la repetición. Es la historia del pensamiento, un reflejo del pensamiento, pero contado desde otro lugar.

 

Alphabetical Diaries, de Sheila Heti

Un trabajo de edición (no de escritura) muy impresionante. El efecto logrado es insólito, porque está narrando a una persona en desorden, un retrato cubista, pero también está narrando a un segmento muy específico, los anhelos de una generación; una fracción de la definición de lo que es una mujer, una escritora, sin importar quién es. Una especie de biografía genérica aplicable a una «época». Dialoga un poco, o mucho, con lo que hizo Levé en Diario. El ejercicio queda muy cerca, la escritura queda a lo lejos, pero creo que trasciende el ejercicio. Y su traducción, no importa a qué lengua, destruirá inevitablemente todo eso, para configurar algo nuevo, quizá igual de sólido, quizá no.

 

La vida nueva, de César Aira

Lectura necesaria para autores y editores. Angustiante a ratos, pausado, con idas y vueltas, como todo proceso editorial.

 

Actos humanos, de Han Kang

A través de un deslumbrante juego de voces, miradas y tiempos superpuestos, la autora recrea los hechos atroces cometidos por militares contra estudiantes y civiles durante una de las dictaduras de Corea del Sur. Mientras leía esta novela, encontré una conexión inesperada con la literatura latinoamericana: ¿será ese un rasgo universal de su escritura?

 

Contra Sainte-Beuve, de Marcel Proust

Mientras pensaba cómo describir el ensayo de ocho páginas que abre el libro, «Contra la inteligencia», que es por el que el libro vale la pena, leí que hay una imagen hermosa que le debemos a Giorgio Agamben tocante a los dos extremos del agua, la imagen de la gota y el vórtice, que dice esto: «La gota es el punto en que el líquido se separa de sí […]. El vórtice es el punto en que el líquido se concentra sobre sí, gira y va hasta el fin dentro de sí mismo». Creo que «Contra la inteligencia» es la gota y En busca del tiempo perdido es el vórtice.

 

Coventry, de Rachel Cusk

Creo que escuché una voz anterior a la de la trilogía Outline. En Outline es fantástica, así que probablemente su mejor voz esté en la ficción. Cómo puede hablar de un tema circundándolo, no necesariamente hablando de él: eso es lo que la hace tan especial. El texto de los talleres de escritura es de los mejores.

 

Ricardo Piglia a la intemperie, de Mauro Libertella

Entretenido, tierno y por momentos triste. Una pintura de Ricardo Piglia hecha con respeto y cariño.

 

Los libros que nunca he escrito, de George Steiner

Bella forma, nada de ocurrencias, un libro demasiado personal. Así debería escribirse un libro misceláneo. ¿Será que algunos de los libros descritos tienen más fuerza en esa «breve» descripción que en el hipotético libro terminado? No lo sé.

 

El lugar, de Annie Ernaux

La escritora reconoce la figura de su padre, desde afuera y con distancia. Una lectura complementaria a la obra más conocida de Ernaux.

 

Fragmentos, de Friedrich Schlegel

Se escribió hace casi 250 años y sigue siendo contemporáneo, muy Gómez Dávila. Dialoga también con los fragmentos de Canetti.

 

Stasiland, de Anna Funder

Me transportaba siempre a una de mis obsesiones, la vida en el Este. Son crónicas en el límite de la ficción, no en la escritura, sino en la lectura.

 

La escritura como un cuchillo, de Annie Ernaux

Cada vez me gustan más los autores que repasan su proceso creativo y reflexionan sobre el acto mismo de escribir. El libro es, de hecho, una entrevista que recorre muchos temas, desde el deseo de escribir hasta las definiciones de la literatura.

De jardines ajenos, de Adolfo Bioy Casares

El commonplace es una manera de leer a un lector, es donde un lector muestra su estilo de lector, al igual que en un texto un escritor muestra su estilo de escritura. Y al ser un panorama uniforme, se descubre la estética que subyace. Más que una mirada sobre el mundo, es casi una escritura sobre el mundo, es más activa que pasiva, pues el subrayado, la transcripción y el orden deliberado lo convierten en una acción. Me deja una idea más grande del autor, quizá, que si leyera algo escrito por él. Más humana, más panorámica, con menos pretensiones, más sincera, menos aprehensible, más literaria.

En el estanque. Diario de un nadador, de Al Alvarez

Se debe leer con pausas para entender el sentido de las repeticiones, una representación de la mente misma del escritor —una metáfora tal vez, una obsesión. Una recurrencia que logra, si es bien leída, una intención narrativa: lo cíclico como entropía, lo cíclico como otra oportunidad de decir lo mismo, quizá esta vez mejor. ¿No es eso la poesía? El libro se convierte en un lugar físico y mental al que uno quiere llegar todas las noches para habitarlo y permanecer en él un poco más, al mismo tiempo activo (leyendo) y pasivo (calmado por las palabras). Es también un diario de hacerse viejo, de ir muriendo y ser consciente de ello. Extraño mucho leerlo.

La estrella de la mañana, de Karl Ove Knausgård

Mismos temas que otros libros suyos, pero aquí se siente más distancia, perspectiva y madurez: la narrativa como ensayo de escritura, como interrogante del mundo. Sería un buen libro para quien no quiera leer al autor a través de sus autobiografías. A veces me recuerda a ese diario de Henry James donde escribe (transcribe) conversaciones breves que habrán de convertirse luego en cuentos o novelas. Es como la escritura de la espera antes de que aparezca la novela —pero esta nunca aparece. Leerlo se parece mucho a observar los pensamientos: su escritura tiene la misma forma que el pensar.

De Jane Austen a Virginia Woolf, de Sergio Pitol

La estructura es ideal: la agudeza del Pitol contenida en una colección de ensayos breves y sutiles, cada uno con un fragmento seleccionado de la obra analizada. Ojalá toda crítica literaria o reseña siguiera una forma similar.

Vida de vivos, de María Moreno

Un libro de entrevistas muy argentino, donde la vida de los personajes y el estilo de la entrevistadora adquieren la misma relevancia.

La metamorfosis de las plantas, de Johann Wolfgang von Goethe

«Cada planta las leyes eternas te anuncia ahora, / cada flor conversa más y más alto contigo. / Pero, si de la diosa las sagradas letras descifras, / por doquier la verás, con rostro también transformado. / Vacilante se arrastra la oruga, rauda la mariposa vuela, / modélico cambia el hombre incluso la forma prescrita.» Se trata de un ensayo de 123 párrafos numerados sobre el desarrollo de las flores, de la semilla a la reproducción, y el poema homónimo que introduce el texto es como el primer bloque de un camino sin números, paralelo al camino de la lectura de los 123 pasos, gracias al cual cada fase de las plantas tiene un contrapunto en la imaginación poética.

Notes from a Bottle Found on the Beach at Carmel, de Evan S. Connell

Raro, helado, de ultratumba, hermoso, distante, cercano, incomprensible, cálido, muy humano y personal, abismal, oscuro, mortífero. Deja una huella en el cerebro, se abre un abismo sobre la visión. El lector observa la totalidad del mundo desde una cima, y solo encuentra ceniza, pero el lector puede también observar a ese que mira el mundo, se duplica. Este libro es el Aleph de Borges. Connell es al 2024 lo que Murnane al 2023.

Los héroes, de Thomas Carlyle

Un texto de Carlyle con una traducción de Borges podrá ser una definición de la literatura, sin géneros ni distinciones de ningún tipo.

The Smoking Diaries, de Simon Gray

Es genial y se suma a la línea Levrero-Laferrière-Ibargüengoitia-Janowitz y otros que están en esa lista de la literatura de las carcajadas.

Conversaciones con Mario Levrero, de Pablo Silva Olazábal

Gran regalo para cualquier persona del círculo editorial. Hace un retrato completo y a veces hasta obsesivo del autor, sin llegar a ser invasivo. Bueno como prólogo, intermedio o epílogo a la obra de Levrero. No se subraya nada porque se subraya todo.

Encuentra aquí más listas de lecturas.

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