La colección Miradas

Los editores de Gris Tormenta hablan en entrevista de la construcción y los inicios de una nueva colección editorial —la colección Miradas—, que se suma a las tres existentes.

29 octubre 2024

© Brad Wilson.


Gris Tormenta inaugura una nueva colección con el título Cinco miradas sobre el olvido, seleccionadas y presentadas por Margo Glantz. ¿Nos podrían contar un poco sobre esta nueva colección?

La colección Miradas es muy fácil de explicar, se explica por sí sola en la portada de cada libro. Un lector invitado selecciona las cinco obras o fragmentos que mejor representan para él un concepto literario, que pueden provenir de cualquier época. Y con esos cinco textos (esas cinco miradas) hacemos un libro, una antología breve. El invitado escribe también un prólogo corto en donde nos cuenta su relación con esas lecturas o con ese concepto a lo largo de su vida como lector. 

En el caso de este primer libro, la invitada es Margo Glantz, quien selecciona fragmentos de Roland Barthes, Primo Levi, Sylvia Molloy, Álvar Núñez Cabeza de Vaca y Georges Perec. En esta biblioteca mínima aparece un pequeñísimo canon, personal y subjetivo, en el que vemos el concepto, en este caso el olvido, refractado por la mente de Margo Glantz. La selección que hace profundiza en ese concepto, pero también en ella misma como persona, como lectora y como creadora. Creemos, pues, que será una colección con posibilidades de lectura muy diversas para un público amplio.


¿De dónde sale la idea de esta colección?

Son varias cosas que se unen: por un lado, la curiosidad de qué lee un gran lector. Con los años nos hemos dado cuenta de que las mejores virtudes de un escritor pueden estar en sus lecturas, que no son públicas, tanto como en sus libros publicados. ¿Cómo aprovechar y transformar esa «sabiduría» que no siempre es accesible? Por otro lado, exploramos la idea de la biblioteca (física o de la memoria) como espacio generativo. ​​Si pudiéramos asomarnos a los subrayados no de un libro, sino de toda una biblioteca personal, ¿qué leeríamos? ¿Qué conexiones inesperadas nos llegarían de la mente y de la memoria de ese lector? ¿Podría esa visión cambiar, aunque sea un milímetro, nuestra propia visión de lo que es una biblioteca y una manera de leer? ¿De lo que es el mundo?

Algo que nos importaba mucho también era el juego con los clásicos, con la mezcla de textos clásicos y contemporáneos. A los lectores invitados se les da absoluta libertad de selección, y en los cuatro libros que hasta ahora están hechos para la colección hay textos de seis siglos. En la apreciación del pasado, un lector podría descubrir el presente y el futuro. Un clásico se lee siempre como un texto nuevo: el cambio de contexto lo actualiza. Y, por último, está la curiosidad que teníamos, desde hace mucho, de tener una colección en Gris Tormenta alrededor de la lectura. Ensayamos varias ideas a lo largo de estos años, pero nada parecía convencernos. Y luego llegamos a la idea de la colección Miradas, y de inmediato nos hizo sentido.


Después del libro de Margo Glantz tienen planeados dos: uno con Enrique Vila-Matas, sobre la locura, y otro con Jazmina Barrera, sobre la infancia. ¿Cómo ha sido trabajar con estos autores bajo esta idea de colección?

La idea de la colección es tan sencilla que vuelve muy amigable el trabajo con los invitados. El proceso es muy rápido y muy interesante, porque les pedimos no pensar demasiado en su selección. Darle importancia al instinto, a lo primero que recuerden. Un recuerdo suele ser inmediato por algo. Cuando un invitado está reflexionando sobre toda una vida de lecturas, esos fragmentos que selecciona son como imágenes en un álbum. Esas imágenes, y el orden de esas imágenes, podrían decir más que cualquiera de los objetos individuales. El proceso, para el invitado, es como un artefacto de memoria, pero para nosotros, lectores, es un libro, uno que abre la puerta a la biblioteca y los espacios de lectura, físicos y alegóricos, de ese invitado.

 


Que la colección sea sobre la lectura parece encajar en el catálogo que está formando
Gris Tormenta, que por lo visto se está ampliando y haciendo heterogéneo, pero conservando un diseño.

Pasó algo muy curioso, parece que estaba planeado desde el inicio de la editorial, pero no fue así. Es evidente que la colección Editor está dedicada a la edición, que la colección Paisaje Interior está dedicada a la escritura (o a la creación en general) y que esta nueva colección Miradas está dedicada a la lectura. Como que todo eso se fue formando solo sin mucha intervención deliberada, solo íbamos siguiendo instintos. Y ahora vemos la colección Disertaciones, que fue nuestra primera colección, como un espacio en donde, desde el principio, hemos jugado y experimentado con esos tres conceptos: lectura, escritura y edición. Como si desde el primer libro de la editorial ya estuvieran comprimidos, tanto en el libro como en la idea de la colección, estos tres valores o grandes ramas que Gris Tormenta deseaba explorar en los años que vendrían. Todos los libros de Disertaciones han seguido ese camino hasta hoy.

Pero sí hay rasgos que hacen distinta a esta colección respecto a las otras: los libros de Miradas son muy directos, muy transparentes; no hay intervenciones editoriales, o son mínimas; todos son de ciento sesenta páginas, de manera que si alguien decide coleccionarlos podrá ir formando una especie de enciclopedia de conceptos literarios.


Esa colección Disertaciones, con la que se dio a conocer la editorial, también fue una colección de antologías. Miradas es de nuevo una colección de antologías. ¿Por qué les interesa tanto esta forma?

Las antologías tienen muchas desventajas, son libros difíciles de hacer y de vender, pero también tienen virtudes, y por alguna razón nos sentimos atraídos hacia ellas. Aun así, hay diferencias notables entre ambas. Podríamos decir que, compartiendo algo de su forma, son casi opuestas en su planteamiento: Disertaciones es una colección con un gran interés en lo contemporáneo, que es siempre urgente. A la colección Miradas le interesa más lo clásico, o por lo menos no la novedad, proponiendo una lectura mucho más tranquila, que trata de mirar hacia atrás, alejada de la mesa de novedades. Disertaciones tiende hacia lo complejo, lo social, la duda, lo fractal, mientras que Miradas tiende hacia la sencillez, lo personal, la certeza de un lector individual. Los libros de Disertaciones nacen de una investigación, digamos, vertical; están hechos por editores; su relevancia radica en el conjunto, que genera una implosión en la lectura. Los de Miradas están hechos por la memoria «horizontal» de un lector, siempre en fuga; los textos son relevantes por separado, pero sobre todo son relevantes por el lector invitado (no el editor) que los ha seleccionado.


¿Qué podemos esperar de esta colección en el futuro?

Tendremos invitados de distintos países y lenguas, invitados de cierta edad, pues con la edad se van sumando las lecturas, aunque vamos a hacer una mezcla con invitados mucho más jóvenes que también son grandes lectores, de manera que la colección tenga un ritmo interesante y no predecible —aunque el diseño sea idéntico. En cada libro tendremos la oportunidad de escuchar voces a las que normalmente no nos acercaríamos, ya sea porque no las conocemos o porque no tenemos acceso a ellas —podremos rescatar textos que no estén ya en circulación. En esa forma peculiar podremos escuchar simultáneamente los textos en el tiempo y la voz del lector que las seleccionó, como si pudiéramos escuchar al autor y al traductor a la vez. Leemos el texto ya apropiado por el lector, ya subrayado por él, reescrito en su memoria, es decir, no será nunca una colección de lecturas convencionales, y eso nos emociona mucho.




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